miércoles, 4 de marzo de 2009

Papel absorbente.

Aunque no lo creas,
la tormenta es tan fuerte,
que el agua se cuela en tu lugar.

Entran pequeñas gotas,
que no pueden hacer más
que ir a parar donde las lleve el viento.

En tu cama blanca,
en tu silla vacía.
Tu escritorio repleto,
de notas mías,
que seguro nunca leíste,
que seguro te reías de lo insistente,
de lo tardía que es mi mente,
cuando en vos se detiene.

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